Es indiscutible que el avance tecnológico trae consigo un sinfín de beneficios, cuando es aplicado de manera correcta en los diferentes ámbitos de la vida, sin embargo, estos beneficios también vienen acompañados de invitados indeseados por lo que es de vital importancia que sean detectados a tiempo.
“Inmediatez”
Vivimos en la era donde todo lo que hacemos debe ser para ayer.
Dado que estamos inmersos en la tan bullada Sociedad de la Información es que requerimos, aunque a veces no sea necesario, que toda respuesta sea inmediata.
Es debido a esto que la comunicación se ha vuelto angustiosa, pues constantemente somos bombardeados a través de diferentes medios, sean estos formales (por ejemplo, relacionados al trabajo) o informales (relacionados con familia y/o amigos), pero todos tienen un factor común:
Si se te envió algo, se asume que lo recibiste y se espera que tu reacción sea rápida o INMEDIATA.
Llega a parecer una competencia a ver quién es el primero en enviar el último meme, burla o pensamiento y, debido a eso vamos, de a poco, poniendo nuestra vida en una vitrina virtual.

“Frustración”
Viene como una de las consecuencias directas de la inmediatez, pues al ver que las necesidades no son cubiertas en el tiempo que YO quiero, me molesto, genera impotencia, etc. y como estamos perdiendo la costumbre de tener que esperar para obtener lo que buscamos, nos frustramos.
Esto no solo aplica para la información, sino para prácticamente cualquier actividad que se realiza hoy en día, como, por ejemplo, una compra -si no me alcanza para algo: fácil, me endeudo; si no sé algo, le pregunto a “San Google”, y no importa si la respuesta es la correcta, lo importante es que sea rápido.

“Adicción”
Creo que salta a la vista cómo hoy en día vemos a más y más personas literalmente “metidas en el teléfono” -me incluyo-.
Es que es lógico, traemos de todo en el bolsillo.- radio FM, mini consola de juegos, tele, brújula, mapas, calculadora, lupa, linterna, diario, revistas, personal trainer, asistente, micro pc…..
¡OH! además de un teléfono.
No es de extrañar que entonces pasemos una gran cantidad de horas al día mirando esa mini pantalla y, si a eso le sumamos las horas que algunos miramos el computador en el trabajo, llega a ser ridículo.
Pero, después llegamos a la casa y en vez de buscar conversación, ¡¡seguimos “conversando” por alguna red social!!

Da para pensar, ¿¿o es muy tonto lo que estoy diciendo??